Que la cirugía de la obesidad es efectiva para el tratamiento de la obesidad es un hecho. Técnicas como el bypass gástrico, gastrectomía vertical (también conocida como tubo gástrico o manga gástrica) y banda gástrica llevan años de recorrido demostrando que pueden conseguir lo que no se ha conseguido con dietas, fármacos u otros tratamientos que en para según qué tipo de personas y según qué grados de obesidad no son suficientes.
Además todas estas técnicas han ido evolucionando en los últimos años disminuyendo drásticamente los riesgos que se asociaban antes a este tipo de cirugías.
Esto ha hecho que estas técnicas cada vez sean más populares y por tanto exista un mayor conocimiento sobre ellas.
Sin embargo, ¿hasta qué punto la percepción que se tiene de estas técnicas de cirugía de la obesidad corresponde con la realidad?
En ocasiones, a pesar de que el conocimiento de la técnica (en qué consiste, precio, cuánto peso de media se pierde, cuántos meses se tarda en perder peso, etc..) sea alto, sigue existiendo cierta desinformación.
Por ejemplo, uno de los puntos en los que muchas personas están equivocadas con respecto a técnicas como el bypass gástrico o el tubo gástrico es el hecho de que “después de la operación ya está todo hecho, te operan y ya está, a perder peso….”
Muchas personas tienen claro cómo funciona la banda gástrica, el balón intragástrico, el método pose o el método apollo. Saben que tan importante como la técnica es el hecho de que haya un seguimiento del paciente y un cambio de hábitos alimenticios (dieta sana) que el paciente debe cumplir y que por tanto requerirá del compromiso del paciente.
Sin embargo, con otras técnicas como el bypas gástrico o el tubo gástrico, existe aún cierta tendencia a creer que con la operación de cirugía de la obesidad “ya está todo hecho” y que por tanto no es necesario que el paciente sea “seguido” tan de cerca por el equipo médico, ni aprender nuevos hábitos alimenticios, ni mantener una dieta saludable. Existe la creencia generalizada de que con el bypass gástrico o con el tubo gástrico y la consecuente reducción de estómago ya no hay que hacer nada más y no es necesario aprender nuevos hábitos alimenticios o estar tan pendientes del seguimiento médico como si sucede con la banda gástrica o el balón intragástrico.
Es cierto que el bypass gástrico o el tubo gástrico no requieren de un grado de compromiso por parte del paciente como el que se da en tratamientos como el Balón gástrico o Banda gástrica, pero eso no quita que el paciente no deba comprometerse igualmente a cambiar sus hábitos alimenticios.
Y es que desafortunadamente la cirugía de la obesidad no es “mágica” y para que la reducción de estómago sea efectiva, el paciente debe seguir igualmente un programa de cambio de hábitos alimenticios y de estilo de vida, por lo que no debe caerse en el error de pensar que “si me hago un bypass gástrico ya adelgazo y resuelvo el tema de la obesidad sin tener que cambiar ni lo que como ni mi estilo de vida actual”, porque a pesar de que con el bypass gástrico sí que hay una gran parte del trabajo que está hecho simplemente con la intervención, el paciente debe poner también de su parte para que luego, una vez conseguida la pérdida de peso que proporciona el bypass gástrico consiga mantenerla de por vida y cambiar hacia un estilo de vida más sano.
Si deseas saber exactamente qué grado de compromiso implica cada técnica y conocer más detalles sobre cualquiera de las opciones para combatir la obesidad (bypass gástrico, tubo gástrico, banda gástrica, balón intragástrico, método apollo, etc…) no dudes en contactarte con tu médico.
Fuente: combatirlaobesidad.com