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Afirman que la obesidad no es una sino varias enfermedades

Al doctor Frank Sacks, un profesor de nutrición de Harvard, le gusta retar a su audiencia cuando imparte conferencias sobre obesidad. “Si quieren hacer un gran descubrimiento -les dice-, resuelvan esto: ¿Por qué algunas personas bajan 23 kilos con una dieta, mientras otras, con la misma dieta, suben unos cuantos kilos?”. Luego, muestra los datos de un estudio que llevó a cabo en el que encontró exactamente ese efecto.

El desafío de Sacks es una cuestión que está en el centro de la investigación de la obesidad hoy en día. Dos personas pueden tener exactamente la misma cantidad de exceso de peso, pueden tener la misma edad, pertenecer a la misma clase socioeconómica, a la misma raza, al mismo género. Y, no obstante, un tratamiento que le funciona a una no tendrá ningún efecto en la otra.

El problema, dicen los investigadores, es que la obesidad y su precursor -el sobrepeso- no son una enfermedad, sino, más bien, como el cáncer, son muchas. “Puedes ver a dos personas con la misma cantidad de exceso en el peso corporal, que subieron de peso por razones muy distintas”, explicó la doctora Araya Sharma, directora médica del programa de obesidad de la Universidad de Alberta.

Eso puede explicar no solo por qué el tratamiento es tan difícil y los resultados tan extremadamente variables, sino por qué fallan a menudo los esfuerzos de prevención.

Si la obesidad es muchas enfermedades, dijo el doctor Lee Kaplan, director del instituto de obesidad, metabolismo y nutrición del Hospital General de Massachusetts, puede haber muchos caminos para el mismo resultado. Tiene tanto sentido como insistir en que solo hay un camino para prevenir todos los tipos de obesidad -deshacerse de los refrescos con azúcar, eliminar la comida chatarra de las tiendas, quitar los carbohidratos, desayunar, dormir más- como decir que se puede evitar el cáncer de pulmón alejándose del sol, una estrategia específica del cáncer de piel.

Más de 25 genes

Un área de la investigación es resolver cuántos tipos de obesidad hay -Kaplan cuenta 59- y cuántos genes pueden contribuir.

Los investigadores han encontrado más de 25 genes con tales efectos potentes que si muta alguno, se puede garantizar bastante que una persona será obesa, comentó el doctor Stephen O’Rahilly, el jefe del Departamento de Bioquímica Clínica y Medicina en la Universidad de Cambridge.

Sin embargo, esos trastornos son raros. Es más probable que esas personas hereden una colección de genes, cada uno de los cuales las predisponen para subir de peso un poco, en el entorno adecuado, dijo Ruth Loos, directora del programa de genética de la obesidad y características metabólicas relacionadas de la Escuela Icahn de Medicina, de Monte Sinaí. Los científicos han encontrado más de 300 de tales genes alterados; cada uno de los cuales puede contribuir con solo unas cuantas libras, pero los efectos se suman en quienes heredan una colección de ellos, explicó Loos.

También hay fármacos que, en algunas personas, pueden causar aumento de peso. Incluyen medicamentos para trastornos psiquiátricos, diabetes y convulsiones, bloqueadores beta para bajar la presión sanguínea y bajar la frecuencia cardíaca, y esteroides para suprimir el sistema inmunitario, por ejemplo. Es posible que la gente que los toma no se dé cuenta de que son parte de su problema. En cambio, culpan a la falta de autocontrol conforme suben de peso.

Ciertas enfermedades también causan aumento de peso, advirtió O’Rahilly. Incluyen el hipotiroidismo, el síndrome de Cushing y los tumores en el hipotálamo.

Para ayudar a las personas a encontrar una forma efectiva de bajar de peso, los especialistas en medicina de la obesidad dicen que empiezan por preguntar si existe alguna causa obvia para el exceso de peso de la persona, como un fármaco que se pueda cambiar por alguna otra cosa. De no ser así, sugieren a los pacientes que prueben una cosa tras otra, empezando con la opción menos invasiva.

“Existen 40 terapias que le puedes lanzar a un paciente”, dijo Kaplan. “Probaré dietas y ejercicios aeróbicos y mejoría en el sueño. Tengo 15 fármacos”.

Ensayo y error

La doctora Caroline Apovian, directora del centro de administración de la nutrición y el peso del Centro Médico de Boston, dijo que, para la mayoría, encontrar lo que funciona “sigue siendo el ensayo y el error”.

Andrea Gardner, enfermera de Weymouth, Massachusetts, está a la mitad de ese proceso. Ha probado con una dieta tras otra, ha bajado de peso que ha vuelto a recuperar. Mide 1,65 metro y su cuerpo parece querer quedarse en un peso de alrededor de 81 kilos, lo cual no es aceptable para ella. Sigue trabajando con Apovian, siempre esperanzada de que esta vez una dieta y la fuerza de voluntad le resolverán el problema.

Sin embargo, cerca del 15% al 20% de los pacientes responde a las medidas antes de una operación, donde se define la respuesta como un cambio en el peso corporal que se mantiene sin que haya hambre o antojos constantes. Si bien son pocas las veces que la gente termina delgada, la pérdida permanente de peso es una constatación preliminar de gran significación, que muestra que los tratamientos pueden reducir el peso que el cerebro obliga a que mantenga una persona.

El último recurso para quienes padecen una obesidad extrema es una cirugía bariátrica, que produce una pérdida de peso permanente y considerable en casi todas las personas.

El reto de Sacks

La investigación de Sacks involucró a 811 adultos con sobrepeso y obesos, asignados aleatoriamente a seguir una de cuatro dietas y recibir terapia conductual. Las dietas oscilaron en la extensión de lo que se ha vuelto popular. Dos dietas eran bajas en grasas, pero una de estas era elevada en proteínas mientras que la otra tenía cantidades promedio de proteínas. Las otras dos eran altas en grasas; una tenía una cantidad promedio de proteínas, mientras que la otra era alta en ellas.

La investigación se diseñó para determinar si una dieta era mejor que otra y se obtuvo una respuesta: ninguna de las dietas provocó gran pérdida de peso en promedio y ninguna sobresalió de las otras.

Sin embargo, enterrado en esos promedios estaba un valor atípico: en cada uno de los cuatro grupos de dietas hubo unos cuantos superrespondedores que bajaron grandes cantidades de peso y unos cuantos que no respondieron, que no perdieron nada de peso. Y, tan pronto como se publicó su ensayo sobre las dietas, con la conclusión de que no sobresalió ninguna de ellas, y tampoco hubo alguna que provocara una gran pérdida de peso, empezó a saber de gente que lo cuestionó.

La gente le decía: “¿Cómo puede decir que todas estas dietas no tienen ningún efecto cuando yo bajé 45 kilos con la dieta X?”. Otros decían lo mismo sobre la dieta contraria.

Sacks les creyó. Sabe que la gente ha desafiado las probabilidades, incluido un colega de su departamento, que bajó . “El bajó entre 13 y 18 kilos en los años de 1970 y se ha mantenido sin dieta todos estos años”, comentó Sacks. Sin embargo, ¿por qué él lo logró pero no todos los que siguen el mismo régimen? “Me supera”, confesó Sacks.

Fuente: lagaceta.com.ar