La diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por unos niveles altos de glucemia, es decir, del azúcar en sangre, debida a una producción anormal de insulina o a un mal aprovechamiento de la misma por parte del organismo, o a la combinación de ambas causas. En consecuencia, la glucosa se queda en la sangre, sin llegar a las células que no reciben la energía que precisarían para su funcionamiento normal.
La insulina es una hormona que produce el páncreas para controlar los niveles de glucemia en el proceso que convierte los alimentos en energía. La glucosa es la mayor fuente de energía del cuerpo y se obtiene de la descomposición de los alimentos durante la digestión.
En este proceso, la glucosa pasa del intestino delgado al torrente sanguíneo, desde donde llega a todas las células. El páncreas produce la insulina para transportar la glucosa por la sangre hasta los músculos, la grasa y las células hepáticas, donde se utiliza como energía.
La hiperglucemia (niveles altos de glucosa en sangre) es la responsable directa de los síntomas típicos de la diabetes. En los primeros años, los niveles de glucosa no son excesivamente elevados así que la diabetes no presenta síntomas o son muy poco específicos y pasan desapercibidos, por lo que una persona puede estar años con un trastorno de tolerancia a la glucosa e incluso con diabetes mellitus tipo 2 sin saberlo. De ahí la evolución silenciosa de la enfermedad de hasta 10 o 12 años1. Esto conlleva muchas veces un retraso del diagnóstico.
Si no se diagnostica y se trata, los niveles de glucosa en sangre aumentan y los esfuerzos del cuerpo para eliminar el exceso de azúcar provocan los síntomas característicos de la diabetes descompensada:
- Más apetito (polifagia) y sed (polidipsia)
- Entumecimiento u hormigueo en las manos o pies
- Piel reseca o irritabilida
- Visión borrosa
- Infecciones frecuentes de encías, piel o vejiga
- Curación lenta de heridas o llagas
- Sensación de cansancio
- Infecciones frecuentes
- Orinar con más frecuencia y una mayor cantidad de orina (poliuria)
- Pérdida de peso
- Diagnóstico
El diagnóstico de la Diabetes se basa en uno o más de los siguientes datos:
La presencia de síntomas típicos de la diabetes acompañados de unos niveles de glucosa en sangre en cualquier momento del día igual o mayor a 200 mg/dl.
Niveles de glucosa en sangre en ayunas iguales o superiores a 126 mg/dl confirmados en dos o más ocasiones.
Alteraciones en el resultado de una prueba especial que se llama Sobrecarga oral de glucosa (SOG). Esta prueba consiste en dar de beber 75 grs. de glucosa disueltos en agua y después determinar el nivel de azúcar en sangre a las dos horas. Valores por encima de 200 mg/dl son diagnósticos de diabetes. Cuando los valores se sitúan entre 140 y 199 mg/dl, hablamos de intolerancia a la glucosa, que se considera un paso previo a la diabetes. Esta prueba sólo se realiza cuando los apartados anteriores no han sido suficientes para establecer el diagnóstico.
Fuente: alianzaporladiabetes.com