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Apendicitis

¿Qué es la apendicitis?

El apéndice es una parte del intestino grueso (colon) y es una bolsa intestinal estrecha, en forma de dedo, de unos 5-6 cm de largo, que se proyecta desde el fondo del ciego, que es la parte del principio del colon. Se encuentra situado cerca del punto donde se unen el intestino delgado y el colon y, en ocasiones, puede llegar a infectarse.

La apendicitis es la inflamación del apéndice. La apendicitis aguda «es la urgencia quirúrgica abdominal más frecuente y supone alrededor del 60% de los cuadros de abdomen agudo quirúrgico», según afirma Francisco José García Fernández, especialista de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y del Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla.

Según sus datos, entre el 5%-15% de la población padecerá este cuadro en algún momento de su vida, sin diferencia entre hombres y mujeres, aunque suele ser más frecuente en la segunda y tercera década de la vida (entre los 10-30 años).

La apendicitis aguda es también la causa más frecuente de abdomen agudo de causa no obstétrica durante el embarazo (1/1500 embarazos), siendo a veces difícil el diagnóstico por diferir en la expresión clínica y relejo del dolor.

Causas

El apéndice produce constantemente mucosidad que se mezcla con las heces. El problema que se plantea es que es el único órgano del tracto intestinal que no tiene salida, por lo que cualquier obstrucción en el drenaje de la mucosidad hace que ésta se acumule y, por tanto, se produzca una dilatación en el apéndice.

A medida que se va ampliando el tamaño del apéndice, se va produciendo la compresión de los vasos sanguíneos y la necrosis de sus paredes. Este proceso puede evolucionar hasta que se produce la rotura del apéndice.

Las causas de esta obstrucción pueden ser:

Aumento de los tejidos linfáticos por infección viral o bacteriana.
Obstrucción por otras circunstancias más complejas: tumores o lombrices intestinales.
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Síntomas

Los síntomas de esta enfermedad pueden ser muy variados aunque difíciles de detectar en niños pequeños o mujeres en edad fértil.

El primer síntoma y más notable es el dolor abdominal. Este dolor comienza siendo vago para pasar progresivamente a agudo y grave. Normalmente, a medida que va aumentando la inflamación del apéndice, el dolor tiende a desplazarse hacia la parte inferior derecha del abdomen a un lugar concreto del apéndice denominado punto de McBurney.

Este dolor abdominal tiende a empeorar al realizar actividades como caminar o toser por lo que el paciente deberá intentar estar en reposo para evitar así los repentinos brotes de dolor.

En cuanto a los síntomas tardíos, estos pueden ser:

Escalofríos.
Vómitos.
Temblores.
Estreñimiento o diarrea.
Náuseas.
Falta de apetito.
Fiebre.
Prevención
Los pasos principales para prevenir la apendicitis se basan en:

Llevar una dieta rica en fibra, que facilitan un mayor movimiento en el proceso digestivo. Entre los alimentos recomendables se encuentran la mayoría de las frutas y verduras y, sobre todo, los cereales integrales.

Durante el proceso de tratamiento y, sobre todo en las fases iniciales, es importante la ingesta de antibióticos que prevengan la proliferación de microorganismos en el aparato digestivo que sean responsables de infecciones y de esta manera evitar que la enfermedad se agrave.

Evitar el estrés y mantener un descanso adecuado.

Tipos

Dentro de la patología, el paciente puede pasar por los siguientes estadios:

Apendicitis catarral: Cuando ocurre la obstrucción de la luz apendicular se acumula la secreción mucosa y agudamente distiende el apéndice. El aumento de la presión intraluminal produce una obstrucción venosa, el acúmulo de bacterias y la reacción del tejido linfoide.

Apendicitis flemonosa: La mucosa comienza a presentar pequeñas ulceraciones o es completamente destruida siendo invadida por enterobacterias.

Apendicitis necrótica: Cuando el proceso flemonoso se vuelve intenso y se produce una distensión del tejido.

Apendicitis perforada: En este caso, las perforaciones pequeñas pasan a ser grandes.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en la clínica: en los síntomas y los signos que describe el paciente. El dolor abdominal es el más característico pero también existen otros síntomas que dan pistas sobre una posible apendicitis: náuseas o vómitos que acompañan al cuadro de apendicitis aguda en más de la mitad de los casos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos cuadros también se observan en otras enfermedades como la pancreatitis.

El cambio del hábito intestinal que puede causar, por ejemplo, la diarrea no es un elemento clínico a favor o en contra del diagnóstico de apendicitis aguda.

«Cuando se desarrolla en niños pequeños (menores de 2 años) o en ancianos, es frecuente que llegue a ser un proceso grave con perforación apendicular por el diagnóstico tardío y presencia de signos atípicos», según el experto de la FEAD.

Tratamientos

En primer lugar, si el caso resulta complicado o se han agravado los síntomas, el especialista procederá a la extirpación del apéndice, poco tiempo después de haberse detectado la enfermedad.

En el caso de que una tomografía computarizada muestre la presencia de un absceso (acumulación de pus en cualquier parte del cuerpo que, en la mayoría de los casos, causa hinchazón e inflamación a su alrededor), se puede tratar en primera instancia con antibióticos. Esto puede estar causado porque el paciente ha tardado en ir al especialista. En este caso se esperará a que se produzca la desinfección y la reducción de la inflamación, y se procederá a la extirpación del apéndice para evitar repeticiones del problema en el futuro.

La vía laparoscópica es preferible en personas obesas y longevos y cuando el diagnóstico aún no es un cien por cien confirmado a la hora de realizar una cirugía.

Otros datos

Hasta principios del siglo XX presentaba una mortalidad alta, «era una de las casusas del denominado cólico del miserere en los siglos XVII-XVIII que prácticamente abocaba de manera irremediable a la muerte», apunta García Fernández, de la FEAD y del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla.

Esta mortalidad «ha disminuido paulatinamente a lo largo de este siglo debido, entre otros factores, a un mejor conocimiento del cuadro clínico, más rápido diagnóstico, desarrollo de los tratamientos antibióticos y mejoría de las técnicas quirúrgicas».

Actualmente, «la mortalidad global es del 0,1%, y se eleva al 0,6%- 5% en los casos de apendicitis perforada que condiciona un cuadro de mayor gravedad por desarrollo de peritonitis y sepsis». Estas formas más graves de presentación «son más frecuentes en lactantes y ancianos, por un diagnóstico tardío». La complicación más frecuente es la infección de la herida operatoria.

La mayor parte de las personas se recuperan de la intervención en un plazo corto de tiempo, siempre que el apéndice no se rompa durante la intervención. En este caso podría causar una peritonitis y tardar más tiempo.

Los exámenes que se realizan para detectar apendicitis no son infalibles por lo que en algunos casos la operación puede mostrar que el apéndice se encuentra en perfecto estado. En este tipo de casos, el especialista extraerá el apéndice y buscará otro foco del dolor.

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