El Bypass gástrico, operación que se emplea en casos de obesidad mórbida, elimina el uso de insulina.
Algunos de los mayores avances médicos de la historia sucedieron de pura casualidad: el descubrimiento de los rayos X, la penicilina y el (viagra) son tres ejemplos muy conocidos, cuyos descubridores no tenían -ni lejanamente- en sus planes.
Este particular fenómeno parece estar ocurriendo ahora mismo con una curiosa opción de tratamiento que prácticamente podría “curar”, o mejorar significativamente, a una importante cantidad de casos de enfermos crónicos afectados por una de las epidemias globales más extendidas, costosas y complejas: la diabetes.
“En 1992 un cirujano especializado en bypass gástrico -la operación que ayuda a los obesos mórbidos a bajar de peso- publicó un paper en la revista médica “Annals of Surgery” con un título muy llamativo: “¿Puede la diabetes curarse con una cirugía?, le explica a NOTICIAS el cirujano Oscar Brasesco, director de OCMI.
Braseso, que trabaja en la Fundación Favaloro y el Hospital Austral, agrega que “en ese artículo, y en otros posteriores, Walter Pories y su equipo de la Universidad East Carolina (Estados Unidos), describieron una amplia casuística que reflejaba en detalle un particular efecto secundario sobre los pacientes sometidos a esta cirugía, que se hace por laparoscopia: a las pocas horas de completada la operación, cuando aún no habían perdido ni un gramo de peso, una alta proporción de los pacientes obesos y diabéticos mostraban una remisión completa de la diabetes”.
Y no era un síntoma esporádico ni leve: “Un elevado porcentaje de pacientes insulinodependientes ya no necesitaba inyectarse insulina ni tomar otra medicación para la diabetes”, resume el documento. Otros -en base a sus nuevos valores de glucemia- podían disminuir la cantidad de medicamento, volviendo atrás el reloj usual que marca el lento, pero continuo, progreso de esta patología silenciosa.
En 1995, en esa misma revista, Poires dobló la apuesta y publicó un nuevo artículo de revisión bajo un título aun más controversial: “¿Quién lo hubiera pensado? ¿Una operación prueba ser la terapia más efectiva para la diabetes?”.
Allí resumía el seguimiento a más de una centena de diabéticos operados, de los cuales el 80%, simplemente dejaban de serlo, se “curaban” y lograban mantener los valores saludables de glucosa en sangre recomendados por la American Diabetes Association, muchas veces dejando completamente los medicamentos o recibiendo dosis menores.
Otros estudios siguieron a esos pacientes por períodos de hasta nueve años y encontraron que un porcentaje muy significativo seguían en “remisión completa”, (curación) mientras que el resto continuaba mostrando mejores valores de glucosa en sangre que antes de la operación.
Basada en la evidencia. ¿Qué es lo que ocurre con estos pacientes? “La verdad es que todavía se está desarrollando una teoría cierta que lo explique en detalle; porque -básicamente- comprobamos la remisión completa o parcial de su diabetes basados en el análisis de la evidencia”, explica Marcelo Rondina, médico de los Hospitales Churruca (ciudad de Buenos Aires) y El Cruce (Florencio Varela) y que -junto a Martín Garaycoechea- es uno de los profesionales que viene trabajando sobre cirugía metabólica en la Argentina hace ya varios años.
“En el 2011 teníamos datos de los Estados Unidos y encontramos un colega de Brasil, Ricardo Cohen, que realizaba estas investigaciones. Nos preparamos con él y desarrollamos un protocolo similar, a pulso, con donaciones y mucho esfuerzo. Finalmente conseguimos todas las aprobaciones éticas y comenzamos con un Plan Experimental oficial de cirugía metabólica para tratar la diabetes”.
Primero en el Hospital de Berazategui y luego en Hospital El Cruce, hoy ese plan evolucionó y se transformó es el Primer Programa de Cirugía Metabólica de una institución pública. Llevan una casuística exitosa de 16 pacientes con un seguimiento completo a lo largo de más de tres años.
La diabetóloga Susana Fuentes, que integra el equipo interdisciplinario del Hospital El Cruce, resumió los datos que se han ido presentando en congresos y artículos de revistas especializadas: “de los 16 operados, nueve ya estaban en una fase en la que necesitaban inyectarse insulina en forma diaria. Pero tras la intervención, los estudios de seguimiento muestran que ninguno tuvo, hasta ahora, que volver a inyectarse, cifra que coincide con los datos recogidos por experiencias de otros países”.
Pero además, en aquellos casos en los que la enfermedad no “remite” por completo, los pacientes lograron bajar la dosis de medicamentos antidiabéticos. “Podemos decir que los pacientes, además de mejorar su expectativa de vida –por la disminución de los riesgos de las complicaciones asociados a la diabetes- también recuperan otra cosa: calidad de vida”, agrega la experta.
Consenso. Lo que comenzó como observaciones anecdóticas, controversiales y experimentales, terminó –en la Argentina- con un flamante consenso que publicaron hace pocos meses tres asociaciones profesionales. El “Primer Consenso Argentino de Cirugía Metabólica”, ejemplifica una evolución muy llamativa y –sobre todo- veloz: “los tiempos de los avances médicos suelen ser muy largos, aprobar un medicamento nuevo puede llevar más de una década desde las investigaciones iniciales hasta su lanzamiento al mercado”, explica Brasesco, que ya tiene hechas más de 200 casos de cirugías bariáticas para la diabetes.
“Cuando comenzamos con estas intervenciones hace siete u ocho años, muchos colegas -en particular desde la diabetología- nos dijeron que era un desatino y que hablar de “cura” de la diabetes, algo muy equivocado”, recuerda. Pero la suma de evidencias desde todo el mundo hizo que, a fines de 2014, la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad, la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD) firmaran un documento conjunto para darle a médicos y pacientes “información segura, precisa y acabada que les permita tomar decisiones en pos de una mejor calidad de vida”.
Básicamente ese documento establece claramente en que pacientes esta cirugía es una alternativa posible “con el objetivo de conseguir la mejoría o remisión de la Diabetes tipo II y sus patologías asociadas”.
“Es muy importante resaltar que no es una operación que se indique para cualquier diabético”, recalca Fuentes. “Antes de operar hay que evaluar en detalle a los candidatos y hacer una selección correcta, para que sea una alternativa de salud útil”, enfatiza.
Hoy por hoy el Consenso recomienda una larga serie de pautas pero, en resumen, indica que la operación es una alternativa para pacientes de diabetes tipo II, que al menos por dos años no logren tener un control adecuado de su patología y cuyo Índice de Masa Corporal (IMC) esté entre 30 y 35. También que el requerimiento inicial lo haga un diabetólogo y no un cirujano. Además, el candidato a la operación debe tener una buena reserva pancréatica (Ver Recuadro).
“El manejo de los tiempo es algo delicado”, dice Brasesco: “varios estudios muestran que una excesiva demora en la intervención disminuye la tasa de éxito y la remisión de la enfermedad. Por ejemplo hay estudios que muestran que si la cirugía se hace tras apenas dos años en los que la farmacología no logra el control de la glucosa, se logra éxito en el 95 % de los casos. Pero si la espera se prolonga a entre dos y cinco años, la tasa de éxitos baja al 80%. Y si se demora más de 60 meses, los resultados positivos disminuyen hasta el 60%”.
Esto muestra que hay una recomendación a probar este tratamiento en casos de diabetes de personas de menor peso y también a hacerlo lo antes posible en el curso de la enfermedad. “Como son temas en estudio, la idea de las Sociedades profesionales es sentarse a reevaluar el Consenso cada dos años y actualizar las recomendaciones acerca de para quién es la opción recomendada, en base a los nuevos datos que se vayan recopilando”, resumen los expertos.
En esas reuniones volverá a surgir la pregunta, que va encontrando una respuesta ¿puede una cirugía curar la diabetes?
Fuente: noticias.perfil.com